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@article{ Hayes2016,
 title = {¿Fue moderno el Holocausto?},
 author = {Hayes, Peter},
 journal = {Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales},
 number = {228},
 pages = {173-190},
 volume = {61},
 year = {2016},
 issn = {2448-492X},
 doi = {https://doi.org/10.1016/S0185-1918(16)30044-7},
 urn = {https://nbn-resolving.org/urn:nbn:de:0168-ssoar-58745-6},
 abstract = {Al discutir sobre el Holocausto usualmente se utilizan términos tales como "fábricas de la muerte", "asesinos de escritorio" y "eficiencia burocrática" que transmiten una impresión equivocada de lo que realmente ocurrió. En este artículo se argumenta que lejos de ser un proceso impersonal y puramente sistemático, el Holocausto fue a menudo una tarea caótica. ¿Acaso los horrores que perpetró fueron en algún sentido "modernos"? ¿El Holocausto fue una expresión o derivación de los poderes terribles implícitos en la modernidad? Nuevos hallazgos empíricos están alejando nuestra atención de aquello que hizo que el Tercer Reich fuera emblemático de los esquemas teóricos generalizantes de la sociedad moderna y nos revelan aquello por lo cual ese régimen fue profundamente aberrante y atávico. Si bien este vaivén del péndulo interpretativo difícilmente podría tomarse como la última palabra, merece un análisis cuidadoso que ponga en evidencia que el primitivismo del proyecto nazi supera por mucho sus atributos modernos.When discussing the Holocaust, the terms "factories of death", "white-collar murderer", and
"bureaucratic efficiency" are frequently used, leading to a distorted idea of what really happened. This work contends that far from being an impersonal and purely systematic process the Holocaust was often a rather chaotic labor. Where the horrors it perpetrated in some sense "modern"? Was the Holocaust an expression or outgrowth of the terrible powers implicit in modernity? New empirical findings are shifting our attention away from what made the Third Reich emblematic of general patterns of modern society and remind us of the ways in which that regime was profoundly aberrant and atavistic. Although this swing of the interpretive pendulum hardly represents the last word, it deserves a careful consideration that shows how the primitivism of the Nazi project exceeds by far its modern attributes.},
}